El Fonógrafo

Catástrofe en Australia


La cifra de muertos por los incendios forestales que se registran en el sureste de Australia ascendió hoy a 166 y se teme que aumente en las próximas horas, informaron hoy las autoridades de la ciudad de Melbourne, en el sur del país.

Durante una reunión de crisis, los funcionarios consideraron la posibilidad de que las víctimas superen las 230, según el diario "The Australian", que reprodujo la agencia de noticias DPA.

Esta cifra ubica a la catástrofe en la peor de la historia reciente del país, ya que superó el número de víctimas que hubo en el llamado "Miércoles de ceniza" de 1983, cuando fallecieron 75 personas, y los del "Viernes Negro" de 1939, cuando murieron 71.

Los incendios, que aún continúan con 31 focos activos, provocaron además, hasta el momento, más de 400 heridos. Además, el fuego dejó miles de personas sin techo, destruyó más de 750 viviendas y arrasó 3.300 kilómetros cuadrados de terreno.

Las autoridades sospechan que muchos de los incendios fueron provocados, y el primer ministro Kevin Rudd se refirió a ese delito como "asesinato múltiple", en tanto la policía adelantó que los responsables enfrentarán acusaciones de homicidio. También en Victoria, el estado más afectado, el gobernador John Brumby anunció una investigación.

Muchas personas murieron al intentar proteger sus casas, explicó Brumby, y numerosos cadáveres fueron encontrados en autos calcinados. El pánico ante las llamas provocó una huida masiva, y muchos conductores, cegados por el humo, chocaron entre sí o contra árboles. Las primeras estimaciones elevan el valor de los daños a 500 millones de dólares australianos (260 millones de euros o 336 millones de dólares).

Miles de bomberos y decenas de miles de voluntarios siguen combatiendo las llamas con ayuda de hidroaviones y del Ejército. Asimismo, Nueva Zelanda se comprometió a enviar 100 expertos en la lucha contra incendios forestales. La mayoría de las víctimas se registraron en la ciudad de Kinglake, con 55 muertos, donde hubo escenas desesperantes de personas que luchaban por salvar sus vidas.

También, el fuego causó la destrucción casi total de la vieja ciudad minera de Marysville, ubicada a 130 kilómetros al norte de Melbourne. Para evitar nuevos incendios, las autoridades cerraron algunos parques nacionales y pusieron bajo vigilancia a aquellos que consideran pirómanos.