La amistad es un sentimiento profundo a la vez que frágil. ¡Cuánto nos duele pensar que en algún momento por causas ajenas, o por errores o equivocaciones se puede truncar! Pero para eso tenemos un buen aliado: LA CONFIANZA. El poder dirigirnos a la otra persona expresando nuestras dudas por algo que nos haya hecho dudar sobre su conducta para con nosotros. HABLAR, DIALOGAR, es algo tan sencillo de hacer. No cerremos la puerta a un amigo sin antes escucharle. Y, a buen seguro, al final de nuestra charla comprobaremos que nuestra amistad en lugar de debilitarse se ha hecho más fuerte.
Un abrazo para las dos, que nunca se rompa la amistad que, a pesar de la distancia, se ha forjado entre nosotras.