
¡Y llegó la primavera!
Aunque existe una discusión acerca del verdadero inicio de la primavera - algunos científicos lo fijan el 21 de septiembre y otros el 23 - lo cierto es que ya entramos en la época de las flores, el calor, la vida al aire libre, el amor y, por supuesto, las alergias.
"La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido" (Antonio Machado)


Estación favorita de poetas y románticos de todas las épocas, la primavera es el símbolo de la renovación de la vida. "La alegoría de la primavera", el famoso cuadro de Sandro Boticceli, nos muestra el renacer de la vida; el poema "Doña Primavera", de Gabriela Mistral, enumera las virtudes de la estación más querida.
Tras el duro invierno, llegan el calor, las flores, el canto de los pájaros, las jugosas frutas y la posibilidad de disfrutar al aire libre junto a toda la familia y los amigos.
Las noches se acortan, porque el Sol se va ocultando cada día más tarde, y comienzan a reverdecer los árboles, las plantas y los campos.
Pese a todo lo bello que trae consigo la primavera, no podemos negar que existen personas que no disfrutan tanto de esta hermosa estación.
Es que los alérgicos la ven feo durante estos meses. Se suenan y estornudan mucho en esta época, por la excesiva producción de polen, con el pasto, la maleza y el florecimiento del plátano oriental, árbol que se encuentra en muchas calles de Santiago.
Y claro, no es fácil apreciar los "milagros" de la naturaleza con los ojos irritados e hinchados, con secreciones nasales, con picazón en el paladar, congestión nasal y a estornudo limpio.
¿Pero cuándo comenzamos a disfrutar, o algunos a sufrir? Desde siempre ha existido una discusión entre los científicos y astrónomos acerca del momento exacto en que comienza la primavera. Algunos dicen que es el 21 de septiembre, y otros aseguran que es dos días más tarde.
Día = noche
Lo único cierto es que la primavera comienza en el hemisferio sur cuando se produce el equinoccio de otoño en el hemisferio norte, y finaliza el 20 de diciembre con el solsticio de verano, o de invierno en el hemisferio norte.
El Sol aparece exactamente por el este y se pone exactamente por el oeste.
¿Cómo se produce este fenómeno? En el mes de septiembre la luz del Sol se proyecta sobre la Tierra de forma uniforme, es decir, los rayos del Sol alumbran de igual modo tanto al hemisferio sur como al hemisferio norte.
Cuando esto sucede, se dice que la Tierra está en equinoccio; ese es el lugar de su órbita. Así, al empezar la primavera, la duración del día es igual a la de la noche.
En otras palabras, en el equinoccio los dos polos se encuentran a la misma distancia del Sol y
los días tienen la misma duración que las noches.
Esto ocurre sólo dos veces al año: entre el 20 y el 21 de marzo, cuando se da el equinoccio de primavera en el hemisferio norte, y entre el 21 y 23 de septiembre.
Se trata de los dos puntos en los que la elíptica corta el Ecuador celeste. Sólo estas dos veces al año la duración del día es igual a la de la noche en todo el planeta. Tanto el día como la noche duran exactamente 12 horas.
No se da un día exacto, ya que como la órbita de la Tierra alrededor del Sol no es igual todos los años, debido a que la traslación tarda más de un año - hay 5 horas, 48 minutos, 45,8 segundos adicionales cada año -, los equinoccios pueden variar en uno o dos días.
Otro punto importante: los equinoccios son al mismo tiempo puntos de órbita de la Tierra e instantes precisos, no días, aunque se acostumbre a llamar equinoccios al día completo en que suceden esos instantes. Por lo mismo, se habla de que "la primavera entrará a las 6:38 p.m". , por ejemplo.
La palabra "equinoccio" viene del latín "equi", igual, y "nocte" noche. Se llama así porque la noche de ese día dura doce horas, igual que el día.