Vamos a suponer que usted va en el metro, (que insistencia con este transporte público), y se percata que uno de los usuarios se le queda viendo fíjamente a los dedos de sus pies (recuerde que usted trae sandalias). Esto le parece extraño e inclusive amenazador, o por lo menos, una descortesía, y le pregunta, ¿Que me mira? -Y le responde el tipo- los pies, son lo más feo que he visto en la vida, ¡No doy crédito a lo que ven mis ojos!.
Usted se siente provocado, enfadado y molesto, lo ofendieron.
Pero no le hicieron daño, sus pies están bien, (pueden estar feos, si, pero bien) y no hay daños colaterales, puede caminar, o bailar, seguir con su rutina diaria, trabajar sin problemas.
Se percató que, quienes ofenden ejercen un papel activo en el hecho de ¿sentirse ofendido?. La ofensa se presenta a alguien que entonces tendrá que decidir si acepta el insulto o no. Si alguien intenta ofenderle, siempre tendrá la opción de decidir si acepta el insulto o no. Si alguien intenta ofenderle, siempre tendrá la opción de negarse a aceptar la ofensa.
No puede ofenderse sin su propio consentimiento (pero si le pueden hacer daño sin su consentimiento, ¿Nota la diferencia?).
Por lo tanto, en la Sociedad Civil, si decimos algo que sin querer ofende a otra persona, siempre podemos disculparnos diciendo "Sin ánimo de ofender", y la otra persona puede responder "¡faltaba más!"
Si una persona se disculpa por mirarte los pies, lo puedes perdonar y no sentirte insultado. Y si una ofensa se ofrece pero no se acepta, no hay tal ofensa, ni daño y tampoco malestar.
Epicteto entre muchas reflexiones una que se presta para resumir lo aqui plasmado es: "No nos perturban las cosas sino las opiniones que nos formamos al respecto".
Marco Aurelio al aprender de Epicteto, reflexionó de la siguiente manera:
"Elimina tu opinión, y eliminarás la queja >me han ofendido<.
Elimina la queja >me han ofendido< y la ofensa desaparecerá."