El Fonógrafo

Y cada primero de año...

No hay inicio de año sin la habitual retransmisión matutina del concierto de Año Nuevo que se celebra en Viena, con melodías de la familia Strauss. Y su ya clásico “momento final” con la interpretación de la marcha Radetzky, con el publico aplaudiendo al son de la orquesta. Media España, asiste con sus mejores galas (en pijama), y con un ojo abierto y el otro cerrado, por haber dormido poco tiempo o por sin tan siquiera haberlo hecho.

Esto me hace recordar un concierto que se dió en Barcelona por las mismas fechas y con similares melodías. El director de la Orquesta Sinfónica de Moscú supongo que fue suficiente aleccionado para que al final incluyera esta pieza. Aún recuerdo la cara de sorpresa que puso cuando nada más empezar las primeras notas el público asistente inició su “aportación” de forma rítmica y al unísono. Jajaja, quizás lo que él no sabia es que nos “avalaba” una larga experiencia en primeros de año televisivos.

Ahhh y después, no nos olvidemos de la retransmisión de la prueba de saltos de sky, desde Garmisch-Paterkirchen (que ya nos pilla a medio preparar la comida de celebración del 1 de enero). Mientras ponemos la vajilla en la mesa vamos mirando de reojo el televisor para ver las proezas de los saltadores y, confesémoslo, para exclamar, de vez en cuando “¡menudo batacazo que se acaba de pegar este!” (o palabras más contundentes). Y nunca terminamos de ver quien gana porque, a esa hora, ya estamos con el cuchillo y el tenedor en mano dispuestos a degustar los platos preparados.